Los árbitros tiran la pelota afuera

Tan seguros de sí mismos parecen dentro del campo de juego, incluso a pesar del asedio tecnológico, que despierta sonrisas esa timidez que les fluye en el estudio fotográfico de Clarín. Mucho más cuando Germán Delfino se sube a un escalón para no quedar en el subsuelo de Carlos Maglio. A fin de cuentas, es normal que no se vean relajados ante los flashes. Porque, más allá del protagonismo que cobraron en los últimos tiempos, los árbitros sólo se sienten en el living de su casa con el silbato y las tarjetas en la mano.

Quijotes del fútbol, ellos disfrutan sin necesidad de tocar la pelota. Y aunque existe una crisis que los salpica en este campeonato, el Colegio de Arbitros y los propios jueces tiran la pelota afuera.

Queda claro después de una hora de charla con un exponente de la vieja guardia y otro de la nueva camada. Ni Maglio (48 años) ni Delfino (35) consideran que el arbitraje esté atravesando un momento crítico, más allá de que reconocen que se equivocaron y seguirán cometiendo errores. Piden tiempo para la renovación de un plantel que tiene a Delfino como uno de los pocos indiscutidos y analizan un contexto que tampoco los ayuda, cargado de exitismo y falta de respeto a la autoridad.

“Errores hubo siempre y hay que tener en cuenta que tenés un recambio generacional y los chicos también se tienen que equivocar. Se corrige andando. El arbitraje es como manejar un auto, necesitás horas y horas. El día que te crees que sos un fenómeno, chocás. Es mejor probar a los árbitros nuevos en el Inicial. El torneo que viene va a ser más riesgoso para los jóvenes”, dice Maglio, con 10 años de Primera sobre el lomo. “Hoy competimos contra 15 cámaras y cuando nos equivocamos, se hace más notorio. De todos modos, contabilizando los 20 partidos entre Primera y B Nacional, errores graves, de esos que cambian el resultado, hay muy pocos por fecha”, reflexiona Delfino, una promesa hecha realidad.

-Maglio: Les doy otro dato: la mayor cantidad de errores que comete un jugador y un árbitro se dan en los primeros y en los últimos diez minutos. Los primeros diez porque te estás acomodando y los últimos diez porque estás cansado y el oxígeno no llega al cerebro.

-Scime dice que el recambio todavía goza de poca credibilidad.


- Delfino: Sí, claro. Es que se necesita tiempo. Yo debuté en Primera en octubre de 2010, voy por mi tercer año, y -al principio- a los jugadores les cuesta ver una cara nueva. Buscan sacar alguna ventaja y el árbitro tiene que tratar de imponer su personalidad.

-Maglio: Esto no quita que un árbitro con experiencia pueda equivocarse ni tener impunidad, pero sí te da un cierto conocimiento de los jugadores. En mi caso, me tengo que adaptar a las generaciones nuevas. Hoy me toca dirigir jugadores que son más chicos que mis hijos. Y no hay que olvidarse que vivimos en Argentina y que el fútbol forma parte de la sociedad.

-¿El jugador argentino es ventajero?


-Maglio: No sé si es ventajero, pero quiere ganar, no piensa en si te va a sacar ventaja o no. Mirá, por ahí yo me he comido 200 millones de penales y pude haber cobrado 200 millones que no fueron, pero después el jugador que simuló te dice “disculpame, no pensé que iba a tener tanta repercusión”.

Lo que sí digo es que el mismo jugador, con la misma educación, cuando va a Europa es distinto. Además, los técnicos no conocen el reglamento y los jugadores, mucho menos.

-Carlos, decís que hay un cambio social. ¿No deberían los jóvenes adaptarse a los adultos?


-A ver ... Gente maleducada y gente bien educada, hubo toda la vida. Eso siempre va a ser así. Y no tiene que ver la clase social, sino que tiene que ver con cómo nos educaron en nuestra casa.

-¿Y vos qué observás, Germán?


-El jugador tiene que entender que nosotros dentro de todo somos la justicia deportiva y tenemos que tomar decisiones. A veces de manera acertada, otras no.

-¿Necesitan ayuda de la tecnología?


- Maglio: Va a llegar, despacito se está implementando. Se fueron agregando distintas cosas, como el intercomunicador y el aerosol. Y en Europa han puesto un par de árbitros más detrás de los arcos. Todo eso va ayudando a que el juego sea más transparante y más claro para la vista de la gente.

-A vos, la tecnología te hubiera salvado en el Belgrano-Boca de la segunda fecha...


Maglio: No saben lo que fue... Me puse mal. Cuando nos equivocamos somos los primeros que nos damos cuenta. Cuando estás seguro que la culpa es tuya, ¡te querés matar!

-¿Los afectan los parates después de un error?


- Maglio: Sí, porque si te paran perdés confianza. El árbitro, cuando dirige, lleva consigo una cuestión de poder. Se siente dueño de todo durante 90 minutos.

- Delfino: Ningún árbitro se quiere equivocar. Por eso tratamos de estar bien ubicados y comunicados con nuestros asistentes para tomar la mejor decisión