sábado, 10 de noviembre de 2012

River volvió a estar de fiesta y le gano a Unión que sigue sin ganar enel torneo

A juzgar por su nivel de juego, River solo puede aspirar a conseguir los famosos 30 puntos que le permitirían arrancar el año que viene sin grandes presiones en cuanto al promedio. Y si se repara en todo lo que le cuesta resolver la mayoría de los partidos, a los tres puntos que consiguió ayer debería considerarlos valor oro. Porque si bien el 2 a 0 tomó forma casi por decantación ante las fragilidades de Unión, para River cada partido se parece mucho a un suplicio.




Visto desde un costado utilitario, el triunfo representa un alivio para la tabla de los promedios y un guiño para un Matías Almeyda que no encuentra el modo de hacer jugar al equipo en un nivel confiable y mucho menos en uno que invite a pensar en pelear el campeonato. En cambio, desde una mirada ajena al resultado, River dejó demasiado poco para rescatar: el futuro promisorio que se adivina en Germán.
El primer tiempo de ayer fue un ejemplo de todo lo que le cuesta a River imponer superioridad ante los rivales que salen a esperarlo. Tuvo una falta de juego tan marcada que posibilitó que el desarrollo saliera más bien equilibrado ante el equipo más flojo del campeonato. Era una paridad aburrida, un partido descartable. Y el cero se quebró de manera casi impensada cuando Unión ya pensaba en irse al entretiempo con la primera mitad de su plan cumplida: el 0 a 0 le sentaba más que bien pese a que necesitará muchos triunfos y algo muy parecido a un milagro para quedarse en la A. Mora conectó con una media tijera cargada de contenido estético un centro de Sánchez y le dio la tranquilidad de poder encarar el segundo tiempo con la cabeza un poco más despejada.
Si cuando habían pasado solo cinco minutos de juego ya River no podía disimular que extrañaba a Leonardo Ponzio, esa sensación lo acompañó hasta que Mora anotó el segundo gol, a los 24 del segundo tiempo. Esa definición, a la que no le faltó una dosis de suerte porque el delantero quedó con el arco libre luego de tropezarse con la pelota, marcó el virtual final del partido: Unión no tenía ni fuerzas ni fútbol para ir por el empate.
Sin embargo, ayer volvió a quedar en claro que Ponzio es el único jugador indispensable que tiene River. No porque Cristian Ledesma haya jugado un flojo partido y encima se haya ido expulsado, sino por todo lo que empuja, por todo lo que corta y lo que juega, en fin, por su condición de técnico adentro de la cancha.
El 3-4-3 que anunció Almeyda durante la semana no fue tal a la hora de jugar: Diego Martínez se paró más como lateral que como mediocampista y entonces Rogelio Funes Mori retrocedió muchas veces para arrancar como volante por ese sector, una zona desde donde quedaron al desnudo sus limitaciones con el balón. Pero, claro, Almeyda también tiene mucho que ver en que River haya buscado la victoria con decisión pero sin un plan de juego adecuado. La presencia de tres delanteros se vuelve solo una buena intención si el equipo juega sin un enganche o si no encuentra el fútbol asociado que evite la dispersión entre las líneas que se vio ayer.
River ganó luego de tres fechas. Lo necesitaba para que los fantasmas del promedio no empezaran a acosarlo otra vez.

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