Teófilo Gutiérrez es un
talentoso de los que no abundan, pero también
un delantero
desobediente, una suerte de
anarquista de la táctica:
Ramón Díaz le pide que juegue de centrodelantero y el colombiano se la pasa más
fuera del área que dentro de ella. De boca del propio colombiano, ayer se
confirmó lo que caía de maduro:
Teo no sólo está
incómodo en el
rol que el técnico pretende que cumpla, sino que además siente que le faltan
abastecimiento y compañía para que las mayores responsabilidades
ofensivas no recaigan en él.
“Quiero a un nueve que me acompañe y que el diez la traiga más”, dijo.
El colombiano está acostumbrado a jugar casi siempre con Federico Andrada o
con Rodrigo Mora, dos delanteros que no son cabeza de área como sí lo es
Giovanni Simeone. Si bien no lo expresó con todas las letras, por sus palabras
quedó la sensación de que prefiere jugar con Jonathan Fabbro, quien tiene más
características de organizador y capacidad para meter pases filtrados, que con
Manuel Lanzini, un mediapunta de juego más directo y con llegada al gol.
Conocido por su jerarquía tanto como por su perfil polémico, es la
primera
vez que Gutiérrez realiza un
reclamo sobre el modo de jugar del
equipo. Y hasta profundizó acerca de por qué en Racing supo ser figura y en
River está muy lejos de ello. “Cuando llegué a Racing estaba el equipo armado y
faltaba un
nueve . Se hacía más fácil para mí porque corría tres o cuatro
metros y la metía.
Sentía que la pelota me llegaba fácil. Tenía que perfilarme y la
metía”, recordó.
Desde que llegó a River, anotó
apenas dos goles y su falta de
contundencia es una de las variables que explican la sequía del equipo, que está
a
83 minutos de igualar su peor racha histórica sin convertir: 534
minutos cuando el técnico era Leonardo Astrada, en 2010. “El técnico me pide
estar en el área, pero
después hay que hablar de dónde me siento mejor ”,
soltó.
Gutiérrez retrocede muy seguido para entrar en contacto con la pelota y muy
de vez en cuando se lo puede ver en el corazón del área rival. En cambio, cuando
juega para la selección de Colombia se siente mucho más a gusto dentro de la
cancha: allí juega un
animal del área como Radamel Falcao y él tiene más
libertades para salir de la zona de fuego. Además, el equipo que dirige José
Pekerman tiene movimientos colectivos armónicos y trabajados, ajenos a la
improvisación que parece imperar muchas veces en el juego de River.
Teo fue más diplomático para decirlo por
Fox Sports: “Desde que
llegó el
profe (por José Pekerman), en la selección ya conocemos lo que
tenemos que hacer y eso nos da mucha confianza.
Allá uno juega de memoria ”.
Que River es un equipo inestable y sin una identidad definida es algo que
está a la vista desde que comenzó la temporada. Tiene dificultades para elaborar
juego y cuando ataca lo hace más por voluntad y empuje que a través de un
circuito fluido. Los jugadores lo padecen y a veces hasta se percibe cierto
malestar entre ellos al ver que lo que producen está lejos de lo deseado. El
martes, por caso, a
Teo se lo vio
discutir dos veces con Leonardo
Ponzio en pleno partido.