Y un día Tigre iba a volver a la victoria. La necesitaba demasiado. Fue un
sufrimiento de 13 partidos (12 encuentros por torneos locales, 1 por copas
internacionales) que terminó ayer con la goleada 4-0 ante Deportivo Quito, en el
debut de Néstor Gorosito en el banco del Matador. Se cumplió el viejo axioma que
reza que técnico que debuta gana. También, se vio un equipo distinto desde lo
anímico: sin actitud no se podía dar vuelta la serie. Y se logró. Y se
festejó.
Desde el inicio lo buscó Tigre. En los primeros minutos se pareció mucho al equipo que peleó el torneo pasado, que tenía una idea de juego bien marcada. Lo había avisado el nuevo entrenador: "No voy a cambiar demasiadas cosas porque no tuvimos mucho tiempo de trabajo". Entonces, optó por utilizar el esquema que Rodolfo Arruabarrena proponía: 3-4-1-2.
Desde el inicio lo buscó Tigre. En los primeros minutos se pareció mucho al equipo que peleó el torneo pasado, que tenía una idea de juego bien marcada. Lo había avisado el nuevo entrenador: "No voy a cambiar demasiadas cosas porque no tuvimos mucho tiempo de trabajo". Entonces, optó por utilizar el esquema que Rodolfo Arruabarrena proponía: 3-4-1-2.