¿Se puede hacer una observación positiva cuando se escapa un triunfo en el último minuto? Porque San Lorenzo jugó bien, pudo convertir después de 360 minutos sin hacerlo y tuvo todo para ganarle a Quilmes, pero en la última bocha llegó el empate de Mandarino y no hubo alegría total. Un sorbo amargo. Uno más para llegar a cinco sin ganar.
Lo que puede rescatar el Ciclón es lo hecho en ofensiva en la primera parte. Porque después de encontrarse abajo en el marcador por un buen contragolpe que Cauteruccio manó a la red para llegar a siete en el torneo, fue a buscarlo. Hizo ancho el ataque y terminó encontrando huecos por el centro. Una gran asistencia de taco de Aguiar dejó a Alan Ruiz de cara al empate. La fórmula se repitió para darlo vuelta: un pase filtrado del ex Gimnasia La Plata le dio el gol al uruguayo, al que le habían anulado uno injustamente con el 0-1. El Cuervo pudo haber estirado diferencia, pero el cervecero contó con la chance de un penal antes del descanso, que Migliore le tapó a Caute.
Era lógico que con el correr de los minutos, teniendo la diferencia a su favor, San Lorenzo apostó a la contra: ahí desperdició una buena cantidad de oportunidades como para liquidar. Y como, dicen, los goles que no hacés en el arco contrario… En un corner a segundos del final, Mandarino igualó la historia. Un punto que le sabe mejor a la visita, que se mantiene por encima de su rival en la tabla de los promedios. Para el equipo de Pizzi queda pendiente mantener lo hecho ofensivamente en la primera parte, para poder volver a la victoria. En el clásico con Boca de la próxima fecha, no podrá contar con Buffarini (expulsado al igual que Lema en Quilmes) y, probablemente, con Ignacio Piatti, quien apenas jugó 12 minutos y volvió a irse lesionado.