Belo Horizonte. Vestuario efervescente. River acaba de golear a Cruzeiro y, en el interior del Mineirao, retumba la felicidad de un plantel que lleg贸 derrotado a Brasil y volvi贸 semifinalista a Buenos Aires. Fernando Cavenaghi es el l铆der de la comparsa millonaria. Y al borde del 茅xtasis, cambia de opini贸n. Deja atr谩s el deseo de emigrar y le dice a Marcelo Gallardo, entre tanta euforia: “Me quiero quedar, quiero ser campe贸n de la Copa Libertadores”. Entonces, el Mu帽eco le manifiesta con su frontalidad habitual: “Mir谩 que voy a traer tres delanteros y la vas a pelear de atr谩s. Si acept谩s esta situaci贸n, bienvenido sea”.
Udaondo y Figueroa Alcorta. El silencio acompa帽a el atardecer del domingo en el Monumental. River se toma descanso del f煤tbol dom茅stico, pero se entrena pensando en la gran final del mi茅rcoles. Ahora es Gallardo el que provoca la charla con Cavenaghi. “¿Quer铆as un partido importante? Vas a arrancar de titular contra Tigres”, le espeta el t茅cnico. “No es un partido importante. Es el partido m谩s importante de mi carrera”, contesta el top scorer de las mil batallas, este Highlanderde O’Brien, el inmortal de la banda roja sobre el pecho blanco. Y r铆e.